Al transcurso del tiempo,
innumerables veces
oí decir que:
“lo
sublime limita, se separa por una línea muy delgada, de lo ridículo”.
En
tantas oportunidades traté de
comprobar
lo aseverado, y en tantas oportunidades,
no logré por fin creer cumplido el dicho. . .
Pero todo llega en la vida.
Quien diría, que la suma del poder,
que la soberbia, que la impunidad,
que la prepotencia, el desconocer a sus
mandantes, que someter a cuanta indignidad fuere posible, a los que solo piensan
de otra manera,
que castigaría al disentir, al ver las
cosas de otra manera, a quienes denuncian la
corrupción, a quienes no creen sus mentiras, los convirtió en sus victimas, que de pronto encuentren un símbolo
cotidiano, un elemento sin historia, un instrumento familiar
rutinario y sin imagen alguna, sea quien precipite las
circunstancias más claras, para demostrar la verdad
del dicho inicial.
Casi aparece como parte del mismo grotesco del
accionar de sus bandas de seguidores, que, aún niegan esto
que es solo el precio de todas sus indignidades,
y las miserias a que sometió a sus conciudadanos…
Señora… sus carteras, sus zapatos,
sus relojes, sus oropeles y bienes mal logrados,
hoy fenecen sin pena ni gloria, en un simple hervor des-contaminante y
vivificante de la sociedad que, harta de
usted, la cambia por una sacrificada y mal
tratada. . . CACEROLA.
Por fin, su comportamiento termina como debe,
entre grasa y jabones, en una simple pileta de cocina.
Sentimiento Popular.
Usted pidió que se diga la verdad, espero ahora no se ofenda, despues de mentir durante años, esto le debe parecer muy duro, pero señora, usted logró que llegáramos aquí, e iremos mucho más lejos aún. . .
A usted le aguarda... esto ...
Un mal periodista independiente.
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