sábado, 5 de noviembre de 2022

EL BRASIL DE LULA Y BOLSONARO. ¿. . . ?

Por : MALU KIKUCHI .-                                                            

En Brasil, el país más grande de América del sur, el domingo 30/10, se votó.

Fue el balotaje para elegir al presidente que regirá Brasil desde el 1º/1/2023 hasta el 1º/1/2027. Disputaron la presidencia Jair Messias Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva.

Por un 1,8%, ganó Lula.

Lula, obrero metalúrgico nacido en el estado de Pernambuco hace 77 años, ya fue Presidente entre 2003 y 2011. Dos mandatos exitosos. Siendo un hombre de izquierda, fundador del Partido de los Trabajadores, PT, siguió con la economía de Fernando Henrique Cardoso.

Tuvo además buenos precios internacionales para las “commodities”. Sacó más de 20 millones de brasileños de la pobreza. Antes de ser Presidente y aconsejado por Fidel Castro, en enero de 1990, fundó el Foro de San Pablo para equilibrar la caída de la URSS *9/11/1989).

A Lula le sucedió su ex ministra Dilma Rousseff que tuvo un 1º mandato y parte de un 2º. Problemas económicos y gran descontento social la llevó a un juicio político que la destituyó. Por mal manejo de la cosa pública, sin una sombra de corrupción. Mientras, se juzgaba a Lula.

Sergio Moro, juez federal de Curitiba (estado de Paraná) condenó a Lula a 9 años y 6 meses de prisión. Por corrupción. Por un triplex en Guaruiá y una casa de campo en Atibaia, ambos en el estado de San Pablo. Esa condena fue ratificada en 2ª y 3ª instancia.

Sucedió durante el gobierno de Michel Temer, ex vicepresidente de Rousseff. A Lula le seguían 2 juicios más por el *Lava Jato que estaban en 1ª instancia. Fue a la cárcel el 12/7/2017 y estuvo preso 580 días, hasta el 8/11/2019.  Su juicio fue anulado.

El juez del Supremo Tribunal Federal (Corte Suprema), Edson Fachin decretó que el juez Moro no tenía competencia para juzgar a Lula. Lula nunca volvió a ser juzgado. Los juicios por corrupción en su contra quedaron en el aire. Alexandre de Moraes, Juez del STF y del Supremo Tribunal Electoral permitió la candidatura de Lula.

El ex jefe de fiscales de los juicios a Lula, Delta Dallagnol dijo: “Cuando el STF anuló el caso de Lula se dijo que estaba absuelto, no lo estaba. Tres tribunales de 1ª, 2ª y 3ª instancia, jueces independientes y los ministerios públicos que actuaban, entendieron que había pruebas contundentes, de corrupción y de lavado de dinero”.

“El STF no exoneró a Lula.

No dijo que no había pruebas.

No entró en el fondo del asunto.

Nuestro sistema de justicia fue diseñado para garantizar la impunidad de los poderosos que roban a nuestro país”.                                                                                                                              Lula se enfrentó el domingo pasado a Jair Bolsonaro, actual presidente hasta el 1/1/2023.                           

Tiene 67 años, es un militar retirado que fue diputado durante 27 años, hasta ser elegido presidente.                                                        Desprecia la ecología, es de derecha, lo acusan de fascista.                  Es homofóbico.                                                                                        Tuvo un mal manejo de la pandemia  y definió al covid-19 como una “gripecita”.                                                                                                 Pero nombró y mantuvo un ministro de economía, Paulo Guedes, que equilibró la economía del país.  

Bajó el impuesto a la energía en un 15% y todos los precios bajaron un 15%.

Brasil lleva 3 meses de Deflación, una inflación por debajo del 0%.

Y se crearon casi 3 millones de puestos de trabajo en blanco.

Es el país con mayores inversiones extranjeras de la América luso hispana.

Bolsonaro no mencionó el triunfo de Lula en las elecciones.

Declaró tarde que iba a cumplir con la Constitución. 

Los camioneros pro Bolsonaro cortaron las rutas del país.    Bolsonaro tuvo que pedir que dejaran transitar, pero no les pidió que dejaran de manifestar. En Río de Janeiro se le pidió al ejército que apoyara a Bolsonaro.                                                                          La tensión sigue, pero disminuyendo. Se espera que el sistema democrático siga vigente y Lula asuma en enero.           

El gobierno le resultará muy complicado. El legislativo le responderá a Bosonaro y el STF, de 11 miembros, de los cuales 7 fueron nombrados por Lula, dejará 2 vacantes el año que viene.                     De 27 gobernaciones sólo tiene 8.

Lula no ha demostrado su inocencia y eso probablemente sea una “capitis deminutio”.

De todos modos el pueblo brasileño eligió. Luiz Inácio Lula da Silva es el presidente electo de Brasil.  

*El 9/11/1989 cae el muro de Berlín, comienza el fin de la URSS.

*Lava Jato, el mayor juicio por corrupción en la historia de Brasil, Odebrecht, Camargo Correa y otras empresas.

El Estado recuperó de las empresas más de US$ 800 millones.

¿ CUAN AMIGO SERA LULA . . .               DE LOS DICTADORES?

Por : ANDRES OPPENHEIMER .-
Lea más en: https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article268154087.html#storylink=cpy

Conscientes de la importancia del voto de los evangélicos y los jóvenes, a su manera, tanto Lula como Bolsonaro enfilan sus campañas electorales en la conquista que de estos dos sectores.

Las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua celebraron la victoria del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones del domingo 30 de octubre en Brasil como una victoria histórica para la izquierda latinoamericana.

Lo cierto es que tienen motivos para estar contentos, pero no tantos. La victoria de Lula por un margen extremadamente pequeño del 1.9% —el resultado más estrecho en la historia reciente de su país— no fue un reflejo del apoyo a las ideas izquierdistas del partido de Lula, sino un rechazo al estilo pendenciero y los delirios ultraderechistas del presidente Jair Bolsonaro.

Más que una victoria de Lula, fue una derrota de Bolsonaro. Muchos brasileños no solo estaban preocupados por la economía, sino que también estaban resentidos por el pésimo manejo de la pandemia de COVID-19 por parte de Bolsonaro, sus comentarios despectivos sobre las mujeres y los gays, y sus frecuentes diatribas contra los grupos ambientalistas que lo critican por tolerar la deforestación de la Amazonía. Poco después de la victoria de Lula, el dictador venezolano Nicolás Maduro tuiteó casi eufóricamente: “Celebramos la victoria del pueblo brasileño… 

¡Felicitaciones Lula! ¡Un gran abrazo!”.

El presidente de facto de Cuba, Miguel Díaz-Canel, publicó una foto de él con Lula y el dictador semi-retirado Raúl Castro, tomados de la mano, y tuiteó: “¡Te abrazamos, hermano Presidente Lula!”. El gobernante de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo en una carta a Lula que celebraba “con gran alegría” su triunfo electoral.

Varios otros líderes de izquierda señalaron que todos los principales países latinoamericanosBrasil, México, Argentina, Colombia, Chile, Perú y Venezuela— ahora serán gobernados por líderes de izquierda.

Algunos especularon que se creará un formidable bloque regional de izquierda. Pero el hecho es que Lula asumirá el 1 de enero de 2023 como un presidente mucho más débil de lo que fue cuando gobernó entre el 2003 a 2010. Se enfrentará a un Congreso hostil, donde el Partido Liberal de ultraderecha de Bolsonaro y otros partidos de centro-derecha controlarán el 53% del Senado. Y en la cámara baja del Congreso, de 513 escaños, el partido de Bolsonaro tendrá el bloque más grande con 99 diputados, contra 68 bancas del Partido de los Trabajadores de Lula.

Además, tres de los estados más grandes de Brasil —São Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais— estarán a cargo de gobernadores bolsonaristas. Asimismo, Lula se enfrentará a una población políticamente dividida y heredará una economía débil. En la década de 2000, Lula se benefició de un boom mundial de los precios de las materias primas, lo que le permitió aumentar drásticamente los subsidios sociales y ganar una enorme popularidad.                                                                                        

Pero esos días quedaron muy atrás. Con una economía anémica y grandes problemas de delincuencia en el país, y con el reciente precedente de los presidentes de izquierda de Chile y Perú, cuya popularidad se desplomó poco después de que asumieron el cargo, a Lula no le será fácil reconstruir un poderoso bloque regional de izquierda como el que existió en la década del 2000.

Lula será mucho menos crítico de las dictaduras izquierdistas de América Latina que Bolsonaro, porque necesitará apaciguar a su base izquierdista en Brasil. Pero es probable que su apoyo a Venezuela, Cuba y Nicaragua sea más simbólico que otra cosa. Anthony Pereira, un experto en Brasil que dirige el Centro para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida, me recordó que Lula tendrá menos incentivos económicos para acercarse a Venezuela que en sus mandatos anteriores.    

“En los años 2000, Brasil tenía grandes contratos de construcción y exportaciones de manufacturas a Venezuela, por lo que tenía un interés económico en tener una buena relación con Hugo Chávez”, me dijo Pereira.

“Pero todo eso ha desaparecido, porque la economía venezolana se ha derrumbado”. Mi humilde pronóstico es que Lula tratará de revivir la alianza regional UNASUR de países de izquierda que lanzó en 2008, y tratará de forjar lazos más estrechos con otros países del Tercer Mundo. Pero, salvo un milagro económico, sus ambiciones en materia de política exterior van a verse muy acotadas por los formidables desafíos que deberá enfrentar en Brasil.

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Acerca de :

Andrés Oppenheimer
es un periodista, escritor y conferencista argentino que reside en Estados Unidos. 
Es el editor para América Latina y columnista de The Miami Herald y conductor del programa "Oppenheimer Presenta" en CNN en Español. Nacimiento: 24 de noviembre de 1951 (edad 70 años) en Buenos Aires.

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Miami.