Mejor tarde que nunca.Aplauso, medalla y beso para estos simpáticos impostores que se autoperciben progresistas y defensores de los DDHH pero que en realidad, cuando Alfonsín los convocó para incorporarse a la Conadep y apoyar el Juicio a las Juntas, le dieron la espalda y lo sabotearon.
Posiblemente temían que las investigaciones demostraran que el terrorismo de Estado no había sido una invención del proceso militar sino una continuación de lo que ya había implementado el gobierno peronista de 1974 a través de la inolvidable Triple A.
Para evitar daños mayores, Alfonsín acotó las denuncias a los hechos sucedidos a partir de 1976 y así, de a poquito, el peronismo se fue calmando y comprometiendo con el tema.
Para 1990, el gobierno peronista tomó las riendas y decidió que la mejor manera de comprometerse con los DDHH era indultar a Videla y a todos sus generales, almirantes y brigadieres.
Así es la vida, cada uno se compromete como puede.
Seguramente algo de todo esto se puede ver en la película “1985” estrenada esta semana, en la que están todos: los jueces, los acusados, los abogados, los fiscales, los radicales, Darín, Lanzani y la mar en coche. Los únicos que no están son los peronistas, justamente porque ellos no quisieron participar de lo que fue la piedra fundacional de nuestra democracia: la epopeya del Juicio a las Juntas y la CONADEP.
Tampoco hay ningún actor haciendo de Néstor o de Cristina.
Ni un bolito.
Nada. Seguramente, cuando se haga la segunda parte aparecerá el heroico momento en el que, veinte años después, se hicieron los machos y bajaron dos cuadros.
De todos modos, este primer habeas corpus es una buena oportunidad para abrirle nuestros corazones al kirchnerismo y darles la bienvenida al colectivo de los que siempre hemos apoyado la lucha por los DDHH, sobre todo cuando no convenía.
Vamos muchachos, corriéndose al interior que en el fondo hay espacio.
Siempre es bueno recordar el pasado, pone las cosas en su lugar y evita papelones innecesarios como el que vimos esta semana con los estudiantes y padres kirchneristas comparando el gobierno de Larreta con la dictadura militar.
Es obvio que los sandwiches que reparte Larreta en la Ciudad deben ser incomibles y que no pueden ni competir con los que reparte Kicillof en la Provincia, que deben ser una delicia.
Pero aún así, nada justifica que se tomen los colegios y mucho menos que se compare a la ministra Acuña y a la policía con el proceso militar.
El estado de las aulas podrá ser calamitoso y el tema de las pasantías estará mal organizado, pero la toma de un colegio amerita causas más serias. Volvamos otra vez a la historia y recordemos un episodio ya relatado en esta página a raíz de tomas anteriores.
Veamos.
Fue en 1975 cuando cientos de compañeros tomamos el Carlos Pellegrini, no por los sandwichitos ni la falta de estufas sino por razones bastante más complejas.
A la muerte del Gral Perón, en julio de 1974, las huestes de López Rega tomaron el poder y se lanzaron a un delirio trágico de la mano de la primera presidenta constitucional de la Argentina mal que le pese a una que yo sé, hubo otra antes llamada Isabelita.
Una de las primeras medidas que tomaron Isabel Perón y José López Rega, fue rajar al entonces ministro de Educación designado por Cámpora y ratificado luego por Perón, el Dr. Jorge Taiana, padre del actual ministro de Defensa.
Aquella derecha peronista de Isabel no era de tolerar a gente seria como Taiana y decidieron reemplazarlo por un tal Oscar Ivanissevich, un nacionalista de extrema derecha que ya había sido ministro de Perón en 1948.
Lo primero que hizo Ivanissevich cuando lo sacaron del sarcófago fue rajar al entonces rector de la UBA, Rodolfo Puiggrós, y designar en su lugar a un personaje llamado Alberto Ottalagano, famoso por haber escrito un libro cuyo título era: “Soy Fascista, y que?”.
Amigo lector, le juro que todo esto es rigurosamente cierto.
Puede googlear el libro cuya tapa es la foto del mismo Ottalagano con el brazo derecho en alto. Hermoso.
Si me sigue este relato de 1974, se va a ir dando cuenta por qué el peronismo de Luder, Bittel y compañía no quiso participar de la Conadep cuando Alfonsín los convocó, diez años después. Todo tiene que ver con todo, dice la dueña de Hotesur cuando descubre que tiene humedades y goteras en todas las propiedades y lo ve venir a Lázaro Báez sonriendo y cargando una mochilita.
En cuanto asumió como rector, Ottalagano declaró asueto administrativo para limpiar todo rastro de izquierda en la UBA. El Pellegrini, que depende de la UBA, fue cerrado desde septiembre hasta diciembre de 1974. Antes de Navidad, abrieron una semanita para ponernos las notas, aprobamos todos y nos mandaron a casa.
Cuando volvimos en marzo de 1975 ya había nuevas autoridades y por todo el colegio caminaban personajes raros de pelo cortito y anteojos negros.
Al toque, aparecieron las primeras listas de alumnos amenazados de muerte y en mi división teníamos dos condenados.
La Triple A había llegado a los colegios secundarios.
Rápidamente los estudiantes tomamos el colegio y, junto a los padres, organizamos asambleas. Una tarde, en el medio de una de esas asambleas, aparecieron unos monos con sus Itakas al grito de “¡ a ver si se dejan de joder !” y dispararon un par de tiros al aire. Imágenes imborrables para un pibe.
Al lado de todo esto, ver hoy un colegio tomado porque el pebete tiene el queso enmohecido, da cosita. Peor aún es ver a padres desencajados comparando al Gobierno de la Ciudad con el fascismo. Un camino que al kirchnerismo no le conviene recorrer. Saliendo de Larreta y doblando hacia la derecha, mucho antes de llegar a Mussolini, se van a cruzar con un montón de peronistas, no solo del año 1974 como ya explicamos, sino también algunos del presente.
¿O acaso nos vamos a olvidar de las cuarentenas de Insfrán en Formosa?
¿O del papá de Abigail Jiménez llevando a su hijita enferma en brazos por las tierras de Zamora?
El tema de los sandwichitos no es tan difícil. Hacer un pebete de jamón y queso de buena calidad puede costar 75 pesos (mayorista).
O sea que con un dólar haces cuatro buenos pebetes.
En paralelo, esta semana se ratificó el procesamiento de Cristina por utilizar aviones del Estado para transportar muebles, sábanas y demás cosas a sus hoteles.
Calculan unos 600.000 dólares en gastos de vuelos.
Los testimonios de los pilotos y mecanicos de los aviones presidenciales fueron claves en la resolucion de los señores jueces, que confirmaron el procesamiento de la señora vice-presidente.Si Lázaro construyera bien, Cristina no tendría goteras que le arruinen los muebles y las sábanas, no hubiese tenido que cambiar ni mandar nada al Sur y los 600.000 dólares hubieran servido para preparar 2,4 millones de pebetes.