DENUNCIA DE ADEPA
María Elena Polack
LA NACION
LA NACION
La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA)
denunció ayer que "la prensa argentina atraviesa un período
de gravedad creciente, en el que se está avasallando la
libertad de expresión".
Daniel Dessein, presidente de la entidad que agrupa a más de
un centenar de publicaciones de todo el país, advirtió sobre el "
silencio oficial" y la "inacción policial" frente a los bloqueos
a las plantas impresoras de Clarín, Olé, LA NACION, La Voz del
Interior y Día a Día, al hablar durante la 145a junta de directores,
en la cual dio a conocer un informe de la Comisión de
Libertad de Prensa.
El documento advierte que se está "frente a las sombras de una
cultura autoritaria" y señala que "pese a que formalmente se pueda
todavía decir lo que se piensa, quien lo haga debe atenerse a las
consecuencias persecutorias".
Agrega que "esto es válido tanto para los periodistas como para los
medios que no estén lisa y llanamente al servicio del Gobierno o bajo
su entera dependencia económica y política".
El informe hace referencia, además, a "las acciones que apuntaron al
menoscabo personal y profesional de periodistas, directivos y
empresarios de medios a través del trato prepotente y descalificatorio
por parte de algunos funcionarios o de campañas de hostigamiento y
desprestigio desde el cada vez mayor número de medios oficiales o
afines al Gobierno, virtualmente sostenidos por un uso arbitrario de la
pauta oficial".
El informe, incluye un detalle de todas las empresas periodísticas que
sufrieron bloqueos o problemas en los últimos tiempos, y cuestionó a
las autoridades nacionales por "agregar el aliento de escraches públicos
que llegaron al extremo de estimular a niños y a jóvenes a escupir sobre
las imágenes desplegadas en la vía pública de periodistas que osaron
juzgar críticamente al Gobierno".
La entidad consideró que "esta larga cadena de ataques a la libertad de
expresión tiene implicancias que van mucho más lejos de los intereses de
los dueños de los medios de comunicación en general o de algún periodista
en particular que, en todo caso, siempre serán circunstancias.
ADEPAplanteó asimismo la preocupación "por el clima de intolerancia que
alienta estos ataques" y por la posibilidad de que "se extienda -como una
oscura sombra- a diferentes actividades y sectores sociales, y sea síntoma
del avance de una cultura que se propone imponer una forma única de
concebir la realidad y pensarla con los parámetros de quienes gobiernan".
"Con ello se tiende a limitar, o hasta silenciar, toda voz que, viniendo de
donde viniere, contradiga el «relato oficial» de la realidad", se indicó.
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